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miércoles, 23 de agosto de 2017

ACTIVANDO NUESTRA BENDICIÓN.

“…Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas  las naciones de la tierra. Y vendrá sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios”.- Deuteronomio 28:1


   Cuando Dios nos bendice, nos empodera y nos prospera, contra las posibilidades y contra todo pronóstico. La bendición es una señal de que Dios está con nosotros y respalda lo que hacemos. No es lo mismo hacer algo con la bendición  del Padre, que hacerlo solo con su consentimiento.

El consentimiento y la bendición.

   En la parábola del hijo prodigo, en Lucas 15, vemos que el hijo se fue con el consentimiento del padre, pero no con su bendición. Para que un padre desate una bendición sobre sus hijos, el primer requisito es que los hijos sean responsables; si no lo son, no están listos para recibir la bendición.

   Consentir es dar permiso para hacer algo. Sin embargo, bendecir es endosar; es colmar de bienes o hacer que prospere. Actuando con permiso nadie prospera; solo prospera quien es bendecido.

¿De dónde viene la bendición y cómo se activa?

 “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.”- Efesios 1:3

   Toda bendición viene de Dios y del sacrificio de Jesús en la cruz, porque en ella Jesús llevo nuestra maldición para que seamos bendecidos.  La bendición se activa con la obediencia a Cristo. Él no bendice actos de rebelión. Pero si nos rendimos a Dios  y a la autoridad delegada por Él, la obediencia mueve su corazón y nos bendice.

   Hay tres niveles de obediencia: la gananciosa, la conveniente y la que demanda sacrificio. Muchos cuando les piden algo, solo buscan lo conveniente, lo que les favorece, lo que les produce ganancia, pero cuando les piden sacrificio no todos están dispuestos a obedecer. Sin embargo, ese acto de obediencia es el que iniciará un ciclo de bendiciones.

¿Cómo trabaja la bendición?


    Las bendiciones de  Dios corren en ciclos. Dios tiene ciclos de bendiciones, y  nuestra  obediencia es la que los desata. Muchos esperan la bendición de Dios, pero Dios espera que usted obedezca. La obediencia de un padre de familia garantiza  la bendición de sus hijos; pero la obediencia del hijo desata bendición para sus generaciones por venir.
 Todo acto de obediencia a Dios desata su favor. El favor es la gracia de Dios que nos da acceso divino y nos acerca a personas y recursos que de otra manera no podríamos tener. El favor de Dios se activa cuando nos atrevemos a dar pasos de Fe. Del uso que le demos al favor de Dios, dependerá que El nos otorgue otros recursos. 
 El diezmo y la ofrenda abre caminos. Obedecer este principio es lo que nos introduce en los ciclos de bendición de la economía del Reino.
 Dad y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.”-Lucas 6:38
   El diezmo activa nuestra bendición financiera. Si no cumplimos este principio, no hay autorización para prosperar.
Reciba la Bendición de Dios.
“Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra”-Isaías 1:19
   Hoy es un día para ser bendecidos. Dios nos da la opción de escoger el nivel de su poder o la medida en que queremos ser prosperados. Obedezca, manténgase a la expectativa y verá la bendición del Padre sobre su vida.  


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