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domingo, 2 de diciembre de 2018

EL ARREPENTIMIENTO.

  

    El arrepentimiento (del francés "repentir" que a su vez deriva del latín tardío "poenitere" 'ser penitente') es el pesar que una persona siente por algo que ha hecho, dicho o dejado de hacer. Quien se arrepiente cambia de opinión o deja de ser consecuente con un determinado compromiso. 

   El uso de ésta palabra suele referirse al cambio que hace una persona respecto a sus pensamientos previos (pasando de una ideología errónea, a una nueva mentalidad acertada y renovada), o respecto a sus acciones u obras previas (pasando de la inmoralidad a la moralidad). Tambien arrepentimiento en el griego  es  Metanoeo, significa "cambio de mente" e implica un cambio de perpectiva respecto al pasado, y una evaluación general de muchas cosas hechas previamente,lo que conlleva a la comprensión de la culpa personal y el reconocimiento de haber hecho algo mal. En el mismo sentido, se suele considerar la necesidad de un cambio de conducta, de actitud, de orientación y de dirección como indicios de un arrepentimiento verdadero. 

   La biblia dice que el verdadero arrepentimiento tendrá como resultado un cambio de conducta (acciones y actitudes) y de mentalidad.

Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Hechos 2.38
  
Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio. Hechos 3.19 

Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!  Hechos 11.18

  El arrepentimiento, relacionado con la salvación, es cambiar tu parecer respecto a Jesucristo. En el sermón de Pedro en el día de Pentecostés (Hechos capítulo 2), él concluye con un llamado a la gente a arrepentirse ¿Arrepentirse de qué? Pedro está llamando a la gente que rechazaba a Jesús  para que cambiaran su idea acerca de Él, que reconocieran que Él es verdaderamente “Señor y Cristo”. Pedro está exhortando a la gente a cambiar su mentalidad del rechazo a Cristo como el Mesías, a la fe en Él como Mesías y Salvador.

    El arrepentimiento y la fe pueden ser entendidos como “dos lados de la misma moneda.” Es imposible poner tu fe en Jesucristo como el Salvador, sin primeramente cambiar tu mentalidad acerca de quién es Él, y lo que Él ha hecho. Ya sea el arrepentirse de un rechazo obstinado, o arrepentirse de ignorancia y desinterés – es un cambio de mentalidad. 

   El arrepentimiento bíblico, en relación con la salvación, es cambiar tu mentalidad del rechazo a Cristo a la fe en Cristo. Debemos entender que el arrepentimiento no es algo que se hace para salir del paso en un momento de aflicción  o para ganar la salvación. Primero debemos entender que este es algo que da Dios (a través de su gracia) a través de una entrega genuina en espirítu y verdad que hace la persona donde logra abrir los ojos y comienza el proceso de cambio de nuestros corazones. 

   Mientras que el arrepentimiento no es una obra que gana la salvación, el arrepentimiento para salvación da como resultado las obras. Es imposible verdadera y totalmente cambiar tu mentalidad sin que esto cause un cambio en tus actos. En la Biblia, el arrepentimiento resulta en un cambio de conducta. Esto es por lo que Juan el Bautista exhortaba a la gente con estas palabras, “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento.”(Mateo 3.8). Una persona que verdaderamente se ha arrepentido de rechazar a Cristo y a la fe en Cristo, lo hará evidente por un cambio en su vida (2Corintios 5.17, Gálatas 5. 19-23), (Santiago 2.14-26). El arrepentimiento, propiamente definido, es necesario para la salvación. El arrepentimiento bíblico es cambiar tu parecer acerca de Jesucristo y volverte a Dios en fe para salvación (Hechos 3.19). Volverse del pecado no es la definición del arrepentimiento, pero es uno de los resultados de la fe genuina basada en el arrepentimiento respecto al Señor Jesucristo.

miércoles, 31 de octubre de 2018

LA PALABRA PROFETICA.



   La palabra "profecía" viene de la palabra griega prophanai que se define "pro", que quiere decir antes, y "phanai", que quiere decir hablar. De aí que se refiere a eventos que se dice, sucederán por palabras habladas de antemano. Es por eso que la profecía es una predicción, pronóstico, anuncio anticipado de eventos futuros a ocurrir. 

   También podemos decir: 

a-. Don sobrenatural que consiste en conocer por inspiración divina las cosas distantes o futuras.

b-. Es la revelación sobrenatural donde Dios da a conocer el presente, pasado, futuro de una persona, hechos, circunstancia.

19Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;20entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es la interpretación privada,21porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. 2Pedro 1.19-21


   La profecía es la acción comunicativa de Dios hacia los seres humanos, realizada por medio de un mensaje hablado o escrito, enviado a través de un intermediario o profeta, y cuyo contenido puede ser uno, varios o todos los siguientes:
  1. Una referencia a los eventos futuros.
  2. Una reprimenda.
  3. Una exhortación (provechosa).
  4. Una pieza de información. 
  5. La revelación de la voluntad de Dios relacionada con: mandamientos, doctrina


   La profecía es bíblica: En Hechos 3.21 dice que Dios habló por boca de sus santos profetas. Al igual que en 2Pedro 1.21 dice que aquellos santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.


   Entendamos que esa fue la principal manera en que muchas veces Dios habló. Por ejemplo: por medio de Jacob, Dios reveló la tribu de la cual vendría el Mesías ("Siloh" - que quiere decir "reposo, tranquilidad"). Génesis. 49.10. De entre esas "muchas veces" encontramos que Dios también reveló la línea de la familia de la cual descendería el Mesías. 1Cronicas. 22.6-10; Isaías 11.1-5. El lugar de su nacimiento. Miqueas 5.2. El tiempo preciso de su aparición. Cap. 9 de Daniel. Su precursor, así como su doble advenimiento. Malaquías, caps. 3 y 4. Su sepultura y su resurrección.



PROPOSITO DEL DON DE PROFECIA.

                                  Edificación  -    Exhortación  -  Consolación

Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación,  exhortación y consolación. 1Corintios 14:3 

  El que habla en lengua extraña,  a sí mismo se edifica;  pero el que profetiza,  edifica a la iglesia 1Corintios 14:4

Así que,  quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas,  pero más que profetizaseis;  porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas,a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación.31 Porque podéis todos profetizar uno por uno, para que todos aprendan,y todos sean exhortados.1Corintios 14.5


   Cuando leemos el capítulo 37 del Libro de Ezequiel, entendemos mejor sobre profecía y la Palabra de Dios. “Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra del Señor”. Esto significa que Dios mandó al profeta Ezequiel a profetizar al valle de huesos secos.


   Primero Dios lo llevó en espíritu al profeta Ezequiel para andar en medio del valle de huesos secos y después le preguntó: “Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos?”. Y él respondió: “Señor Dios, Tú lo sabes”. Entonces Dios le ordenó: “Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra del Señor”.


    El profeta Ezequiel comenzó a hablar con los huesos secos lo que Dios haría, él estaba profetizando la Palabra de Dios.

   Cuando nosotros predicamos la Palabra de Dios, estamos profetizando. Usted ya fue a varias iglesias, ya oyó a varios pastores, pudo notar que hay pastores que hablan en el espíritu, y hay otros que hablan con el espíritu.
   La profecía es la prédica de la Palabra de Dios, el valle de huesos secos es el mundo lleno de gente sufrida, desesperada, gente religiosa, pero que no tienen nada con Dios. Él quiere que profeticemos al mundo, diciéndole a toda la gente que Él existe y quiere salvarla. Ese es el espíritu de la profecía. Esta es la profecía auténtica, real, la profecía de la Palabra de Dios.
   Si usted ve a una persona desesperada y le dice que para solucionar sus problemas basta entregarle su corazón al Señor Jesús, usted está profetizando. El propio Dios dice “… invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú Me honrarás” (Salmos 50:15). Dios nos invita a invocarlo en el día de la angustia.
   Tal vez usted pregunte: “¿Por qué Dios quiere que Lo invoque si sabe lo que está pasando en mi vida?” Es verdad, Dios sabe, pero Él no puede transgredir una ley que Él mismo instituyó: la del libre albedrío. La ley del derecho que todos tienen de elegirlo. Como una opción para la salvación. Es necesario que usted diga: “Tengo necesidad de Ti, Señor”, de esta forma, Él podrá ayudarlo.
   Dios nos conoce mejor que nosotros mismos, pues fue Él quien nos creó, sin embargo, solo puede ayudarnos en el momento en que Lo invocamos de todo el corazón
 

Pasos para evitar ser confundidos.
 
   En 1Corintios14.3 la Biblia dice “Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.” y 1 Tesalonicenses 5:19-21 dice: “No apaguéis al Espíritu. No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno.”
   No existe nada malo en examinar las palabras proféticas que recibimos de algún pastor, profeta o hermano en Cristo, para saber si son de Dios. En realidad es sabio hacerlo.Probar o examinar una palabra no significa dudar del Señor y del que nos dio la palabra, sino que simplemente estamos buscando la confirmación. 

   Por eso es necesario formularse las siguientes preguntas, basadas en lo que dice la Palabra de Dios:
¿La palabra profética que recibí cumple los requisitos de 1Corintios 14.3?¿Es de edificación, exhortación y consolación? 

   Las profecías no deben ser utilizadas para controlar ni para condenar a otros. Romanos 8:1 dice “ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús”. La Palabra de Dios nos trae esperanza, como lo afirma Jeremias 29:11 "Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.”

¿La palabra profética que recibí está alineada con las verdades de Dios expresadas en Su Palabra, la Biblia?

    Dios no se contradice a si mismo. Números 23.19 dice: “Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?”

¿La Palabra profética que recibí me da paz y confirmación interior del Espíritu o hay algo que me inquieta, intranquiliza y no me da paz ni certeza interior?

1 Juan 4:1 dice: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.” 
   En el Nuevo Testamento el modelo de profecía es utilizado para confirmar lo que uno previamente ya ha recibido y oído de parte de Dios. Leemos en Hechos 13.1-2 “Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo. Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. Aquí claramente se ve cómo el Espíritu Santo da confirmación pública de lo que seguramente Bernabé y Pablo antes recibieron de parte de Dios privadamente.
   El Señor no espera que realicemos grandes cambios en la vida basados solamente por una palabra profética que hemos recibido. Aún en el Antiguo Testamento el Señor confirmaba sus palabras (Lea sobre Abraham en Génesis 15 y 17; Moisés en Éxodo 3.4; en Gedeón en Jueces 6-7. Todos ellos recibieron varias confirmaciones de Dios.
¿La Palabra profética que he recibido exalta o glorifica a una persona, un grupo o exalta y glorifica a Jesucristo y me anima a caminar más cerca de Dios?

Anteriormente mencionamos que “edificación, exhortación y consolación” son elementos claves en la profecía. Rechace las palabras que son manipuladoras. Dios desea que caminemos en confianza, alejados de todo condenación y altivez.
“Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.”Romanos 12.3