“…Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios,
para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy,
también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas
las naciones de la tierra. Y vendrá sobre ti todas estas bendiciones, y
te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios”.- Deuteronomio 28:1
Cuando Dios nos bendice, nos empodera y nos prospera, contra las
posibilidades y contra todo pronóstico. La bendición es una señal de que Dios
está con nosotros y respalda lo que hacemos. No es lo mismo hacer algo con la
bendición del Padre, que hacerlo solo
con su consentimiento.
El consentimiento
y la bendición.
En la parábola del hijo prodigo, en Lucas 15, vemos que el hijo se fue
con el consentimiento del padre, pero no con su bendición. Para que un padre
desate una bendición sobre sus hijos, el primer requisito es que los hijos sean
responsables; si no lo son, no están listos para recibir la bendición.
Consentir es dar permiso para hacer algo. Sin embargo, bendecir es
endosar; es colmar de bienes o hacer que prospere. Actuando con permiso nadie
prospera; solo prospera quien es bendecido.
¿De dónde viene
la bendición y cómo se activa?
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro señor Jesucristo, que nos
bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.”-
Efesios 1:3
Toda bendición viene de Dios y del sacrificio de Jesús en la cruz, porque
en ella Jesús llevo nuestra maldición para que seamos bendecidos. La bendición se activa con la obediencia a
Cristo. Él no bendice actos de rebelión. Pero si nos rendimos a Dios y a la autoridad delegada por Él, la
obediencia mueve su corazón y nos bendice.
Hay tres niveles de obediencia: la gananciosa, la conveniente y la que
demanda sacrificio. Muchos cuando les piden algo, solo buscan lo
conveniente, lo que les favorece, lo que les produce ganancia, pero cuando les
piden sacrificio no todos están dispuestos a obedecer. Sin embargo, ese acto de
obediencia es el que iniciará un ciclo de bendiciones.
¿Cómo trabaja la
bendición?
Las bendiciones
de Dios corren en ciclos. Dios tiene ciclos de bendiciones, y
nuestra obediencia es la
que los desata. Muchos esperan la bendición de Dios, pero Dios espera que usted
obedezca. La obediencia de un padre de familia garantiza la bendición de sus hijos; pero la obediencia del hijo desata bendición para
sus generaciones por venir.
Todo acto de
obediencia a Dios desata su favor. El favor es
la gracia de Dios que nos da acceso divino y nos acerca a personas y recursos
que de otra manera no podríamos tener. El favor de Dios se activa cuando nos
atrevemos a dar pasos de Fe. Del uso que le demos al favor de Dios, dependerá
que El nos otorgue otros recursos.
El diezmo y la
ofrenda abre caminos. Obedecer este principio es lo que nos introduce
en los ciclos de bendición de la economía del Reino.
Dad y se os dará; medida buena,
apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma
medida con que medís, os volverán a medir.”-Lucas 6:38
Dirección
Carretera nacional Güigüe, Valencia Sector Flor de Bucarito a 200 mts de la Y.
Al lado de la recuperadora de metales Jhonny Tovar.
Correo electronico: iglesia.cristian.fe. apóstolica.profetica@hotmail.com .
Para mensajeria de texto 04128707634
El diezmo activa nuestra bendición financiera. Si no cumplimos este
principio, no hay autorización para prosperar.
Reciba la
Bendición de Dios.
“Si quisiereis y oyereis, comeréis el
bien de la tierra”-Isaías 1:19
Hoy es un día para ser bendecidos. Dios nos da la opción de escoger el
nivel de su poder o la medida en que queremos ser prosperados. Obedezca,
manténgase a la expectativa y verá la bendición del Padre sobre su vida.