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lunes, 17 de julio de 2017

EL ORIGEN DE LA MALDICIÓN

17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.18 Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo.19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.Génesis 3. 17-19
¿Qué es una maldición?

   Es empoderar a una persona para fracasar. En otras palabras, una persona bajo una maldición permanece atrapada en un patrón en el que, aunque haga todo lo correcto, no logrará obtener buenos resultados y lo que a otros les funciona, a ellos no.

   Aunque Jesús ya pagó el precio completo en la cruz, muchas maldiciones continúan operando en la vida de quienes por ignorancia de la Palabra o por no apropiarse de esta revelación, no caminan en el poder de esa verdad. Bien dice la Escritura que “Mi pueblo perece por falta de conocimiento” (Oseas 4:6)

¿Cuál es el origen de la maldición?

   La maldición entró por el pecado del hombre, pero Dios NO maldijo al hombre. Los espinos y cardos a los que hace referencia Génesis 3 representan las luchas, dificultades, escasez y pobreza; porque con la maldición vienen las enfermedades, las aflicciones y la pobreza.

Señales de una persona bajo maldición

1. El Estancamiento. La persona se estanca en un área, como por ejemplo en las finanzas o en cualquier otra área; y esto ocurre temporada tras temporada.

2. La maldición resiste, demora, se opone y detiene el progreso. Es como si una mano invisible se levantara contra usted y cada vez que está listo para actuar, algo pasa; y lo que debió ser una bendición se torna en pérdida o retroceso. Cuando la maldición está operando en sus emociones, la madurez emocional se estanca, sus emociones quedan en el pasado y no hay un proceso sano, de madurez. Se le dificulta salir de patrones dañinos o tener buenas relaciones con los demás.

   Asimismo, una maldición puede producir estancamiento en el propósito y relación con Dios. Por más que una persona quiera crecer espiritualmente, algo le hala hacia atrás, a la vieja manera de pensar, a las amistades indeseadas o adicciones que lo hacen volver al mundo. Las maldiciones manifestadas en forma de enfermedades físicas y mentales siempre van a obstaculizar y detener el progreso de una persona y el cumplimento de su propósito en el Reino de Dios.

“Como el gorrión en su vagar y como la golondrina en su vuelo, así la maldición nunca vendrá sin causa”.    –Proverbios 26:2
Revise su vida.

   Así podrá descubrir un patrón, en el que cada acto de obediencia desató un ciclo de bendiciones; pero al mismo tiempo, con cada acto de desobediencia  se desató un ciclo de maldiciones. La pregunta para usted hoy es: ¿Qué activó la maldición que está operando en su vida?

   Su estancamiento también puede proceder de alguien que lo maldijo. Pudo haber sido su papá, su mamá, un familiar, o una figura de autoridad que le dijo: “Nunca vas a prosperar, no sirves para nada, eres un inútil, etc.” Sin embargo, usted debe saber que Jesús ya pagó el precio para que seamos libres de toda maldición, pero la desobediencia y el pecado las vuelve a activar y éstas siguen operando en su vida.

   Así como cada acto de obediencia activa una bendición, cada acto de desobediencia activa la maldición. Sin embargo, hoy vamos a romper las maldiciones que han venido sobre su vida. El poder de Dios está aquí para liberar. ¿Está usted listo?

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