EL
AMOR INCONDICIONAL DE UN PADRE
Y
volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen
abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! 18 Me levantaré
e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. 19 Ya no soy digno
de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. 20 Y
levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y
fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. 21 Y
el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. 22 Pero
el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un
anillo en su mano, y calzado en sus pies. 23 Y traed el becerro
gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; 24 porque este mi
hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a
regocijarse.
Lucas15:17-24 La
necesidad más grande de la raza humana, después de la salvación, es la de un
padre
El amor de nuestro Padre celestial es
incondicional. Igual debe ser el amor de nuestro padre natural: total, que
perdona cuando nos arrepentimos que nos recibe cuando regresamos y que abre sus
brazos para amarnos. El legado que nos quiere dejar el Padre es de vida y
libertad, de amor y verdad, de justicia y paz. El héroe en la parábola es un
padre que ama sin condiciones que sufre, espera, acepta y perdona.
“El
amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es
jactancioso, no se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se
irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad.
Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.- 1 Corintios
13: 4-7
¿Cómo
debe ser el amor incondicional de un
padre?
·
El amor Incondicional es sufrido: la pregunta que muchas veces nos hacemos es, cómo
seguir adelante ante las desilusiones que nos presenta la vida. Jesús nos puede
entender cuando sufrimos, porque él experimento el quebranto, la humillación,
los golpes, el rechazo y el dolor. Es muy triste cuando los hijos rechazan el
legado del padre. La vida de Jesucristo es una invitación a reconciliarnos y
retornar al Padre.
·
El
amor Incondicional espera: El corazón del Padre no se preocupa por sí
mismo, sino por otros. Es misericordioso y generoso. Cree en nosotros y nos
anima a tener confianza en él, a estar seguros que él siempre nos quiere cerca.
El padre nos alienta a dar pasos de confianza hacia la vida y la libertad y nos llena de valentía
para tomar riesgos y esperar buenos resultados.
·
El amor incondicional acepta: este amor recibe a los hijos que regresan
arrepentidos al hogar y celebra su retorno. No fuerza ni obliga a nadie a
permanecer o regresar, solo acepta con amor. Dice: “hijo mío, tú siempre estás
conmigo y todo lo que tengo es tuyo”. Su corazón no está dividido. No ama a uno
más que a otro, ni los compara o crea competencia por su amor.
Este
amor perdona y no guarda rencor, no da lugar a la amargura. No le recuerda al
hijo sus errores, no le cobra sus faltas con indiferencia, amenazas o
humillación.
Jesús que siempre hacía la voluntad de Su Padre y
conocía íntimamente Su corazón, presenta al padre en la parábola del hijo
pródigo como un modelo de paternidad y amor incondicional. La buena noticia
para los que se han alejado del Padre es que pueden volver a casa, no en condición de siervos, sino de hijos.
El Padre los recibirá con brazos
abiertos, los cubrirá de misericordia y perdón y celebrará su retorno con
alegría y amor incondicional.
Dios
Padre se convierte en todo lo que usted necesita.
Recuerde el nombre propio de Dios Padre: «EL GRAN YO
SOY». Él tiene la capacidad y el deseo de convertirse en lo que usted necesita
como hijo. Si necesita sanidad, entonces él es Jehová «RAFA»: «Yo soy tu
sanador». Si necesita provisión, es Jehová «YIREH»: «Yo soy tu proveedor». Si
necesita la victoria, Necesito un Padre NECESITO UN PADRE | es Jehová «NISSI»:
«Yo soy tu bandera, tu victoria». Si necesita justicia, es Jehová «TSIDKENOU»:
«Yo soy tu justicia». Si necesita paz, es Jehová «SHALOM»: «Yo soy tu paz».
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