(Juan el Bautista)7 Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: !Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?
8 Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento. Mateo 3: 7-8
El fruto es algo tan importante en la vida de un cristiano, que Jesús lo puso como la señal más visible para identificar a una persona que le pertenece a Dios. Jesús les advirtió a sus discípulos que no se dejaran engañar, y se guardaran de quienes vienen vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Él dijo que la señal para reconocerlos son los frutos.
22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.Gálatas 5. 22-24
a-. Amor. Es la palabra ágape, que alude al amor incondicional de Dios - desinteresado y abnegado - que, tiene la capacidad de dar y mantener dando sin esperar nada a cambio.
b-.Gozo. Es la condición espiritual que disfruta el creyente, la cual le da fortaleza y ánimo, y no depende de las circunstancias exteriores.
c-.Paz. Es la palabra shalom, que también significa: seguridad, fortaleza, salud, tranquilidad y prosperidad. Shalom es un estado de bienestar en todas las áreas.
Paciencia. Es permanecer firme, animado y constante durante las pruebas de larga duración, sin llegar a la desesperación. La paciencia implica saber lidiar con las faltas y debilidades de otros.
Benignidad. Esta palabra viene del griego chestates, que significa ser útil o servicial, y nos lleva a amar incluso a quienes son difíciles de tratar.
Bondad. Es el deseo y la capacidad de ser bueno y de hacer bien a los démas. Combina justicia y amor con carácter amable, buscando siempre hacer el bien. Es una virtud dispuesta a la acción.
Fidelidad. Es la virtud que hace a una persona confiable, alguien de quien se pueda depender, con quien se pueda contar, que hace su trabajo de continuo, sin desmayar. Es ser fiel a quienes nos delegan una obra.
Mansedumbre. Es el balance con que se mantiene bajo control las pasiones y las emociones. Es la disposición del espíritu con la que se aceptan los tratos de Dios, sin discutirlos ni resistirlo, sino más bien, dejándonos formar por Él. Es permanecer en total dependencia de Dios.
Templanza o dominio propio. Es la habilidad dada por el Espíritu Santo para ser disciplinado y tener control sobre las circunstancias externas y sobre todo nosotros mismos
El amor y el dominio propio son los frutos más importante y los que primero debemos desarrollar, ya que son los que sostienen al resto de los frutos espirituales. Cuando se desarrolla el amor, es fácil desarrollar el resto. Por tanto, si tenemos amor, abundaremos en los démas frutos del Espíritu. Todos podemos desarrollar cada uno de estos frutos a su máximo nivel, según nuestra capacidad y el propósito de Dios para nuestras vidas.
Dios espera que demos frutos en cada área: espiritual, personal, familiar y ministerial. Jesús dijo que por el fruto conoceremos a las personas. ¡Él anda buscando frutos de arrepentimiento! (Mateo3.8 ; Lucas 3.8). La mejor manera de producir esos frutos, es reconociendo, aceptando, y sometiéndonos al señorio de Cristo, a fin de reflejar Su presencia en nosotros.
15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos.19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.20 Así que, por sus frutos los conoceréis.21 No todo el
que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el
que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.Mateo 7. 15-21
Lamentablemente, hay ministerios que le dan más importancia a los dones de las personas que a los frutos. Es decir que , a esos ministerios, les interesa más la habilidad que tienen sus lideres para realizar ciertas tareas, que la madurez de su carácter. Sin embarga, en el reino de Dios. Dones y carácter tienen que estar balanceados. Por ejemplo, de nada sirve que alguien sea excelente músico, si maltrata a su esposa o sus hijos; o que otro predique muy bien, si es un avaro, para quien el dinero es su Dios.
SACANDO LO MEJOR DEL FRUTO.
Todo fruto da lo que tiene dentro , sólo cuando es puesto bajo presión, cuando es exprimido, o presionado, es decir, cuando enfrentamos situaciones difíciles. Tomamos por ejemplo una naranja: podemos mirarla por fuera y saber que está madura, pero para saber exactamente lo que tiene dentro, debe ser exprimida. Lo mismo sucede con nosotros. Nuestro fruto - bueno o malo-, sale a relucir cuando somos sometidos a presión por medio de las circunstancias adversas.
¿Qué sale de nuestra boca cuando alguien nos ofende? ¿Qué sentimiento guarda nuestro corazón: ira o mansedumbre?. No podemos hacer las obras de Dios a nuestra manera, por qué eso se llama rebelión, y su fruto es la maldad. Más aún, debemos saber que toda obra hecha para el señor, fuera del tiempo indicado, con la intención o la actitud incorrecta, no contiene la vida de Dios y es contada como rebeldía.
LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU.
22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.Gálatas 5. 22-24
FRUTOS DEL ESPÍRITU PARA RELACIONARNOS CON DIOS..
a-. Amor. Es la palabra ágape, que alude al amor incondicional de Dios - desinteresado y abnegado - que, tiene la capacidad de dar y mantener dando sin esperar nada a cambio.
b-.Gozo. Es la condición espiritual que disfruta el creyente, la cual le da fortaleza y ánimo, y no depende de las circunstancias exteriores.
c-.Paz. Es la palabra shalom, que también significa: seguridad, fortaleza, salud, tranquilidad y prosperidad. Shalom es un estado de bienestar en todas las áreas.
FRUTOS DEL ESPÍRITU PARA RELACIONARNOS CON LOS DÉMAS.
Paciencia. Es permanecer firme, animado y constante durante las pruebas de larga duración, sin llegar a la desesperación. La paciencia implica saber lidiar con las faltas y debilidades de otros.
Benignidad. Esta palabra viene del griego chestates, que significa ser útil o servicial, y nos lleva a amar incluso a quienes son difíciles de tratar.
Bondad. Es el deseo y la capacidad de ser bueno y de hacer bien a los démas. Combina justicia y amor con carácter amable, buscando siempre hacer el bien. Es una virtud dispuesta a la acción.
FRUTOS DEL ESPÍRITU PARA RELACIONARNOS CON NOSOTROS MISMOS.
Fidelidad. Es la virtud que hace a una persona confiable, alguien de quien se pueda depender, con quien se pueda contar, que hace su trabajo de continuo, sin desmayar. Es ser fiel a quienes nos delegan una obra.
Mansedumbre. Es el balance con que se mantiene bajo control las pasiones y las emociones. Es la disposición del espíritu con la que se aceptan los tratos de Dios, sin discutirlos ni resistirlo, sino más bien, dejándonos formar por Él. Es permanecer en total dependencia de Dios.
Templanza o dominio propio. Es la habilidad dada por el Espíritu Santo para ser disciplinado y tener control sobre las circunstancias externas y sobre todo nosotros mismos
El amor y el dominio propio son los frutos más importante y los que primero debemos desarrollar, ya que son los que sostienen al resto de los frutos espirituales. Cuando se desarrolla el amor, es fácil desarrollar el resto. Por tanto, si tenemos amor, abundaremos en los démas frutos del Espíritu. Todos podemos desarrollar cada uno de estos frutos a su máximo nivel, según nuestra capacidad y el propósito de Dios para nuestras vidas.
Dios espera que demos frutos en cada área: espiritual, personal, familiar y ministerial. Jesús dijo que por el fruto conoceremos a las personas. ¡Él anda buscando frutos de arrepentimiento! (Mateo3.8 ; Lucas 3.8). La mejor manera de producir esos frutos, es reconociendo, aceptando, y sometiéndonos al señorio de Cristo, a fin de reflejar Su presencia en nosotros.
Guillermo Maldonado. 52 Lecciones de vida IV. Clases para Casas de Paz. Ministerio Internacional del Rey Jesús. Enero 2014
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