9¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra. Salmos 119.9 (BRV1960)
"Una cosa es tratar la Biblia como un
libro de instrucción moral y buena y prestarle atención mientras esté de
acuerdo con el espíritu de la época y nuestra posición en el mundo, pero otra
cosa es considerarla como en realidad es: la palabra del Dios viviente, la
palabra que es nuestra vida, la palabra que ha de amoldar nuestras acciones,
palabras y pensamientos. Considerar la Palabra de Dios como algo menos que
esto, es rechazarla."
"La Palabra de Dios es un indicador del
carácter, un probador de los motivos. Hemos de leer esta Palabra con la mente y
el corazón abiertos para recibir las impresiones divinas. No debemos pensar que
la lectura de la Palabra puede realizar aquello que únicamente puede realizar el
que revela la Palabra y la ha originado. Algunos están en peligro de llegar
precipitadamente a la conclusión de que, porque ellos creen firmemente en las
doctrinas de la verdad, están realmente en posesión de las bendiciones que esas
doctrinas declaran que caerán sobre el que acepta la verdad. Muchos mantienen
la verdad en el atrio exterior. Sus principios sagrados no ejercen una
influencia dominante sobre sus palabras, pensamientos y acciones."
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