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miércoles, 17 de febrero de 2021

LA PALABRA UNGIDO

 

UNGIDO 

   La Biblia suele usar los términos hebreo sukj y griego a·léi·fō para referirse a la acción común de untar con aceite. (Daniel 10:3; Rut 3:3; Juan 11:2.) Para indicar la unción especial con aceite, generalmente utiliza la palabra hebrea ma·scháj, de la que se deriva ma·schí·aj (Mesías), y la griega kjrí·ō, de la que procede kjri·stós (Cristo) (Éxodo 30:30; Levítico 4:5; Lucas 4:18; Hechos 4:26.) Esta distinción se mantiene tanto en las Escrituras Hebreas como en las griegas. Algunas versiones de la Biblia no hacen tal distinción de matiz y traducen tales palabras indistintamente por "ungir".

   Cuando se ungía a una persona, el aceite que se derramaba sobre su cabeza corría por la barba hasta el cuello de su prenda de vestir. (Salmo 133:2.) En tiempos bíblicos, los hebreos y algunos otros pueblos ungían ceremonialmente a sus gobernantes. Este acto constituía la confirmación de su nombramiento oficial (Jueces 9:8, 15; 1 Samuel 9:16; 2 Samuel 19:10.) Samuel ungió por rey a Saúl después que Jehová lo escogió. (1 Samuel 10:1.) David fue ungido por rey en tres ocasiones diferentes: una por Samuel, después por los hombres de Judá y finalmente por las tribus. (1 Samuel 16:13; 2 Samuel 2:4; 5:3.) Aarón recibió la unción tras ser nombrado sumo sacerdote. (Levítico 8:12.) Posteriormente, Moisés salpicó parte del aceite de al unción y de la sangre de los sacrificios sobre las vestiduras de Aarón y sus hijos, pero solo derramó el aceite sobre la cabeza de Aarón. (Levítico 8:30.) Debido a que Jehová había nombrado a Moisés profeta y representante, el caudillo y libertador de Israel, se le llamó Cristo (Ungido), aunque no se le ungió literalmente con aceite. (Hebreos 11:24-26.) Otro caso es el del rey persa Ciro, de quien Isaías había predicho que Jehová lo emplearía como Su ungido. (Isaías 45:1.) Ciro no fue ungido en realidad con aceite por un representante de Jehová, pero como Jehová lo nombró para cierta misión, podía decirse que se le había ungido.

   Jesús de Nazaret demostró que era el Ungido de Jehová, es decir el Mesías o Cristo, que es lo que estos títulos significan, debido a que cumplió muchas profecías de las Escrituras Hebreas (Mateo 1:16; Hebreos 1:8, 9.) No se le ungió con aceite literal, sino con el espíritu de Jehová. (Mateo 3:16.) Jehová lo nombraba Rey, Profeta y Sumo Sacerdote, y por eso se le llamó el Ungido de Jehová. (Salmo 2:2; Hechos 3:20-26; 4:26, 27; Hebreos 5:5, 6.) En su ciudad de Nazaret, Jesús reconoció esta unción cuando aplicó la profecía de Isaías 61:1, que dice en parte: "Jehová me ha ungido". (Lucas 4:18.) Jesucristo es el único personaje de las Escrituras ungido para los tres puestos: profeta, sumo sacerdote y rey. A Jesús se el ungió con "el aceite de alborozo más que a sus socios" (los otros reyes de la línea de David). Esto se debió a que Jehová lo ungió directamente, no con aceite, sino con espíritu santo, y no para un reino terrestre, sino celestial, con la responsabilidad adicional del sumo sacerdocio. (Hebreos 1:9; Salmo 45:7.)

Como en el caso de Jesús, también se puede llamar ungidos a los que siguen sus pasos y son engendrados por espíritu y ungidos con espíritu santo. (2 Corintios 1:21.) Tal como a Aarón se le ungió directamente por cabeza del sacerdocio, pero no se derramó el aceite sobre la cabeza de sus hijos, del mismo modo Jehová ungió directamente a Jesús, pero su congregación de hermanos espirituales recibe la unción como cuerpo mediante Cristo Jesús. (Hechos 2:1-4, 32, 33.) De este modo reciben un nombramiento de Dios para ser reyes y sacerdotes con Cristo Jesús en los cielos. (2 Corintios 5:5; Efesios 1:13, 14; 1 Pedro 1:3, 4; Revelación [Apocalipsis] 20:6.)

   El apóstol Juan indicó que la unción con espíritu santo que reciben los cristianos los enseña (1 Juan 2:27), los comisiona y capacita para el ministerio cristiano del nuevo pacto. (2 Corintios 3:5, 6.)

 


LOS UNGIDOS POR DIOS

   Dios ha derramado de su unción y su poder en estos tiempos sobre hombres y mujeres que impactarán la vida de los tantos que hoy necesitan de Dios (Apóstoles, profetas, maestros, ancianos, evangelistas, lideres, etc.) para que a través de ellos le conozcan y al hacerlo, no quieran apartarse de Él y estén plenamente convencidos,  de que Dios les ama y tiene un propósito diseñado para sus vidas.

   Jesús dijo claramente que el Padre quiere adoradores que le adoren en espíritu y verdad, por lo tanto entiendo que los hombres y mujeres que Dios ha ungido para estos tiempos están capacitados con el Poder de Dios (dunamis, su unción) para que sus llamados  sean eficientes para cumplir el propósito divino, en lugar donde ellos ministran.

   Más la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.  Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren (Juan 4:23-24).

   Los hombres y mujeres ungidos por Dios son aquellos que nos llevan a anhelar más de Dios, son aquellos que nos guían a tener una verdadera relación con Dios (comunión con Él) y a querer conocerle a través de su palabra ( La  Biblia).

   Dios no mira las apariencias de los hombres, he recordado que no fue lo hermoso y lo fuerte  que Samuel vio en los hermanos de David, lo que Dios había dispuesto ungir. Fue un pequeño pastorcito de ovejas en quien Dios había encontrado un corazón conforme a su corazón; lo que quiere decir que David tenía un corazón obediente a Dios.

   Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón (1 Samuel 16:7).

Dios les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero (Hechos 13:22).

   Yo sí creo como dije al principio, que hay hombres y mujeres ungidos de Dios, estos son aquellos que aunque no dicen con su boca que  son los ungidos, son los que con sus actos (obediencia y sujeción a Cristo) muestran en todo tiempo que dependen totalmente de Dios para ser lo que son. Estos  son aquellos hombres y mujeres que además de ser capacitados por Dios son aprobados por Él.

   El Espíritu Santo habita en medio de las alabanzas que glorifican a Cristo. El Espíritu Santo no está en un lugar solo porque los hombres dicen que Él  está allí,  muy por el contrario cuando el Espíritu Santo está en un lugar nadie tiene que repetir que Él está allí, porque su presencia amiga y hermana se recibe en nuestros corazones y en nuestros espíritu y no habrá necesidad de que nadie no los diga.

   ¿Acaso cuando Jesús entraba a un lugar había que anunciarlo?, ¿No resucitaban los muertos ante su presencia?

   Si no entiendes  que cada Domingo cuando asistes a la iglesia Dios te bendice  con su presencia, esa presencia que destruye el yugo y las cadenas que quieren atarte, huye cual hizo José de casa de Potifar  y busca el lugar donde te enseñen y te lleven a adorar a Cristo en espíritu y verdad, busca el lugar donde la unción esté en los lideres y nadie tenga que decírtelo, porque tu corazón lo sabrá muy bien.

   Donde está el Espíritu de Dios,  tu vida será levantada de la muerte que acarrea el pecado. El Espíritu es el que da vida (Juan 6:63).

Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús, me ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Romanos 8:2). Dios te bendiga.

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