EL SEÑORIO DE
CRISTO.
5 Haya,
pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el
cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que
aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando
forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y
estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente
hasta la muerte, y muerte de cruz. 9 Por lo cual Dios
también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10 para
que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos,
y en la tierra, y debajo de la tierra; 11 y toda lengua
confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. Filipenses
2: 5-11
La expresión “Jesús es el Señor” nos recuerda que Dios le ha exaltado hasta lo
sumo. Que Jesús tiene una posición especial y única, y que, desde allí, sentado
a la diestra del Padre, gobierna y es adorado y alabado por sus siervos y por
toda la creación.
RAZONES POR LAS CUALES JESUCRISTO ES EL SEÑOR.
1-.
Jesús es el Señor, porque Dios Padre le concedió esa posición gracias a su
obediencia.
En la eternidad, el Hijo poseía el titulo de
Dios a causa de su naturaleza divina; sin embargo, en su vida terrenal, Él
obtuvo la posición de Señor de todo y todos, como resultado de su obediencia.
Jesús se despojó de sí mismo, siendo Dios,
se hizo hombre y murió para salvar al mundo. Por amor a nosotros pasó por una
triple humillación: se hizo hombre, se hizo siervo, fue humillado como un
criminal, muriendo en una cruz; y todo esto para salvarnos. Como resultado,
Dios Padre lo exaltó hasta lo sumo y le dio un nombre que es sobre todo nombre.
2-.
Jesús es el Señor, porque pagó un precio por nuestras vidas.
¿Por qué Jesús tiene el derecho de ser el
Señor –dueño y amo- de nuestras vidas? Porqué Él pagó el precio que se requería
para ello.
Declarar que “Jesús es el Señor”, implica
reconocer que Él tiene autoridad y poder supremo. Tiene autoridad sobre los
ángeles,-los seres espirituales que habitan en lugares celestiales y le
sirven-, sobre las huestes espirituales de maldad en las regiones celestes:
demonios, principados y potestades, y asimismo tiene autoridad sobre la
creación y los seres humanos. Jesús es digno de todo poder, autoridad,
principado y señorío. Él es la máxima autoridad, Soberano, Rey de reyes y Señor
de señores.
Decir “Jesús es el Señor”, es reconocer que
al hacerse hombre, venir a morir en una cruz por nosotros, derramar se sangre
pagando el precio por nuestros pecados y resucitar al tercer día, Jesús pasó a
ser nuestro dueño. Ya no nos gobernamos nosotros, sino que Él es quien nos
gobierna. Apenas dijimos: “Jesús es mi Señor”, ¡dejamos de ser propiedad del
diablo! Jesús nos tomó de la mano y nos sacó de la esclavitud. Ahora le
pertenecemos a Dios. Esto significa que todo nuestro ser –espíritu, alma y
cuerpo- le pertenecen, y debemos guardarlo para Él. Aun nuestros pensamientos
deben ser puestos bajo su Señorío. Qué Jesús sea nuestro Señor significa que no
somos dueño de nuestras vidas; sólo somos mayordomo de lo que poseemos, y que
la actitud de nuestro corazón debe ser siempre buscar primero la voluntad de
Dios antes que nuestras propia voluntad y deseos. También significa que podemos
ejercer poder y autoridad en la tierra en su nombre.
¿Cómo vivir bajo el señorío de Cristo?
Comprometiéndonos, estando disponible para
el servicio a Su Reino y rindiéndonos sin reservas. Entrégale la vida a Jesús y
aceptarle como Señor, es sólo el inicio de una nueva vida en la que decidimos
seguirle, servirle, amarle por sobre toda las cosas y vivir bajo Su gobierno.
Ser cristiano no es vivir bajo una denominación más, sino servir sometidos al
Señorío de Cristo como un estilo de vida de obediencia y perseverancia.
DIEZ (10) RAZONES QUE DETERMINAN QUE CRISTO ESEL SEÑOR DE
NUESTRAS VIDAS.
Jesús
es mi Señor:
1-.
Cuando obedezco los impulsos del espíritu Santo sin meditar ni argumentar.
2-.
Cuando estoy comprometido (a) a hacer Su voluntad para mi vida aun antes de
saber lo que Él quiere de mí
3-.Cuando
estoy disponible para servirle no importando el tiempo, espacio, lugar ni
circunstancia.
4-.Cuando
agradarle a Él excede mi deseo de agradar a los demás.
5-.
Cuando reconozco que Él es el Señor total y absoluto de mi vida, incluyendo
todas mis posesiones materiales.
6-.Cuando
lo veo a Él como la única fuente que suple todas mis necesidades y deseos.
7-.
Cuando entrego mis facultades y fracasos, para que sean una oportunidad de
crecimiento espiritual.
8-.
Cuando conocer íntimamente viene a ser la obsesión de mi vida.
9-.
Cuando estoy disponible, aun cuando no es cómodo, conveniente ni ganancioso.
10-.
Cuando le obedezco, aun si no entiendo lo que me pide.
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