Tú
oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, su oración y su súplica, y les
harás
justicia. – 1 Reyes 8:4
Como hijos de Dios, debemos vivir una vida de
oración e intercesión. Dice la Escritura que cuando el pueblo saliere en
batalla contra sus enemigos por el camino que Dios les mande, y oraren a
Jehová, Él oirá en los cielos su oración y su súplica, y les hará justicia. La
Biblia, Nueva Versión Internacional (NVI) dice acerca de éste mismo versículo,
“…y defenderá su causa”. Pero la Biblia Reina Valera Antigua (RVA) es más
contundente cuando dice, “… y les hará derecho”. Es decir que, según la Biblia,
la oración nos otorga derecho ante los ojos de Dios.
Nuestro caminar con Dios debe ser una entrega
completa. Si hay áreas en nuestra vida que aún no hemos rendido a Él, entonces
Dios no tendrá derecho legal sobre ellas, y no será responsable de lo que
suceda en esas áreas. Él sólo puede ser Señor en las áreas que le entregamos.
Por ejemplo, si no le rendimos nuestras finanzas, Él no puede reprender al
devorador como ha prometido.
Cada día el enemigo tratara de desviar
nuestra atención, con el fin que nos olvidemos de orar e interceder. Por el
contrario, él quiere vernos luchando contra personas o contra circunstancias.
Poe eso, en una clase anterior aprendimos que “nuestra lucha no es contra carne
ni sangre”, sino contra principados, potestades, huestes de maldad, y contra
gobernantes de las tinieblas. Cuando comprendemos esto, nuestro enfoque vuelve
a centrarse por completo en nuestro Padre celestial, y así retomamos nuestros
derechos como hijos (as) de Dios.
Oración
de intercesión
Existe un conflicto
permanente entre el reino de las tinieblas y el reino de la luz, de la misma
forma en que existe un conflicto entre el espíritu y la carne. Por ese motivo,
Dios llama a Su pueblo a una dimensión más alta de oración e intercesión.
Cuando oramos nos alineamos a la voluntad de
Dios. La oración es lo único que puede cambiar nuestras vidas y nuestras
circunstancias, pero para eso necesitamos conocer nuestros derechos.
¿Cuáles
son nuestros derechos?
1.
Dios
nos da el derecho de ser sus hijos:
Mas a todos los que le recibieron, a los que
creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. – Juan 1:12.
Cuando
recibimos la revelación de que somos hijos e hijas de Dios, dejamos de ir ante
Su presencia como pedigüeños o como mendigos. Por el contrario, vamos confiadamente,
como hijos, a hablar con nuestro padre. Entramos y cerramos la puerta, sabiendo
que tenemos derecho a hacerlo. Dice Mateo 6:6 “nuestro Padre que ve en lo secreto nos recompensará en público”
2.
Dios
nos da autoridad.
La palabra
“autoridad” viene del griego Exousia,
que significa, “derecho legal para usar
poder y actuar como Dios”. Autoridad, es el poder que como creyentes tenemos
para actuar en Su nombre.
3.
La
sanidad es nuestro derecho.
La provisión de Jesús
en la cruz es total. La obra redentora de Cristo, incluye salvación y sanidad.
Ciertamente llevó él
nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por
azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por
nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue
sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. – Isaías 53; 4-5
4.
La
salvación es nuestro derecho.
Porque
por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es donde Dios; no
por obras, para que nadie se gloríe. – Efesios 2:8-9
5.
La
prosperidad es nuestro derecho:
En 2 Corintio 8:9 vemos que Jesucristo se hizo pobre, para que nosotros
fuésemos enriquecidos. Y en Juan 1:2, leemos: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas
las cosas, y que tengas
salud, así como prospera tu almas”
6.
La
liberación es nuestro derecho.
“Así que, si el Hijo
os libertare, seréis verdaderamente libres”. –
Juan 8:36
Es nuestro derecho ser
libres de las ataduras que producen la iniquidad y el pecado. La liberación es
el pan de los hijos. Por lo tanto, las maldiciones, adicciones y enfermedades
no son la voluntad de Dios. Apropiémonos del derecho que tenemos de ser libres
de toda opresión demoniaca.
Sin embargo, todo derecho que no es otorgado,
implica una obligación: obediencia.
Debemos obedecer a Dios y a las autoridades
por Él puesta. Decídase hoy a entregar toda área de su vida Jesucristo y tome
su posición como hijo de Dios. Comience desde hoy a gobernar efectivamente por
medio de la oración y la intercesión.
“Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi
palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con
él.” – Juan 14:23
Siembra y cosecha
Éxodo 12:1-13
La protección de Dios es para todos los
que estamos bajo pacto
Solo para líderes
OBJETIVOS
-. Conocer
nuestros derechos como hijos (as) de Dios.
-. Aprender
por que debemos entrar en una nueva dimensión de oración e intercesión.
PREGUNTAS FINALES
-. ¿Cuáles son los dos conflictos que
enfrentamos a diario?.
-. ¿Cuáles son nuestros derechos como hijos
(as) de Dios?.
-. ¿Cuál es la condición para reclamar
nuestros derechos?.
APLICACIÓN
-. El líder hará el llamado para la
salvación aceptando a Jesús como Su Señor y Salvador.
-. Guiara al grupo a declarar los derechos
que Dios les ha dado.
-. Orará
por las necesidades del grupo.
Bibliografia.
Guillermo Maldonado. 52 Lecciones de vida IV. Clases para Casas de Paz. Ministerio Internacional del Rey Jesús. Enero 2014.
Guillermo Maldonado. 52 Lecciones de vida IV. Clases para Casas de Paz. Ministerio Internacional del Rey Jesús. Enero 2014.
No hay comentarios:
Publicar un comentario