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lunes, 8 de junio de 2015

LA ORACIÓN NOS DA DERECHO



Tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, su oración y su súplica, y les harás
 justicia. – 1 Reyes 8:4

   Como hijos de Dios, debemos vivir una vida de oración e intercesión. Dice la Escritura que cuando el pueblo saliere en batalla contra sus enemigos por el camino que Dios les mande, y oraren a Jehová, Él oirá en los cielos su oración y su súplica, y les hará justicia. La Biblia, Nueva Versión Internacional (NVI) dice acerca de éste mismo versículo, “…y defenderá su causa”. Pero la Biblia Reina Valera Antigua (RVA) es más contundente cuando dice, “… y les hará derecho”. Es decir que, según la Biblia, la oración nos otorga derecho ante los ojos de Dios.

    Nuestro caminar con Dios debe ser una entrega completa. Si hay áreas en nuestra vida que aún no hemos rendido a Él, entonces Dios no tendrá derecho legal sobre ellas, y no será responsable de lo que suceda en esas áreas. Él sólo puede ser Señor en las áreas que le entregamos. Por ejemplo, si no le rendimos nuestras finanzas, Él no puede reprender al devorador como ha prometido.

    Cada día el enemigo tratara de desviar nuestra atención, con el fin que nos olvidemos de orar e interceder. Por el contrario, él quiere vernos luchando contra personas o contra circunstancias. Poe eso, en una clase anterior aprendimos que “nuestra lucha no es contra carne ni sangre”, sino contra principados, potestades, huestes de maldad, y contra gobernantes de las tinieblas. Cuando comprendemos esto, nuestro enfoque vuelve a centrarse por completo en nuestro Padre celestial, y así retomamos nuestros derechos como hijos (as) de Dios.

Oración de intercesión

   Existe un conflicto permanente entre el reino de las tinieblas y el reino de la luz, de la misma forma en que existe un conflicto entre el espíritu y la carne. Por ese motivo, Dios llama a Su pueblo a una dimensión más alta de oración e intercesión.  

Cuando oramos nos alineamos a la voluntad de Dios. La oración es lo único que puede cambiar nuestras vidas y nuestras circunstancias, pero para eso necesitamos conocer nuestros derechos.

¿Cuáles son nuestros derechos?
1.    Dios nos da el derecho de ser sus hijos:
 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. – Juan 1:12.
  Cuando recibimos la revelación de que somos hijos e hijas de Dios, dejamos de ir ante Su presencia como pedigüeños o como mendigos. Por el contrario, vamos confiadamente, como hijos, a hablar con nuestro padre. Entramos y cerramos la puerta, sabiendo que tenemos derecho a hacerlo. Dice Mateo 6:6 “nuestro Padre que ve en lo secreto nos recompensará en público”
2.    Dios nos da autoridad.
La palabra “autoridad” viene del griego Exousia, que significa, “derecho legal para  usar poder y actuar como Dios”. Autoridad, es el poder que como creyentes tenemos para actuar en Su nombre.
3.    La sanidad es nuestro derecho.
La provisión de Jesús en la cruz es total. La obra redentora de Cristo, incluye salvación y sanidad.
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.  Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. – Isaías 53; 4-5
4.    La salvación es nuestro derecho.
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es donde Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. – Efesios 2:8-9
5.    La prosperidad es nuestro derecho:
En 2 Corintio 8:9 vemos que Jesucristo se hizo pobre, para que nosotros fuésemos enriquecidos. Y en Juan 1:2, leemos: “Amado, yo deseo queseas prosperado en todas
las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu almas”
6.   La liberación es nuestro derecho.
“Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”. – Juan 8:36

   Es nuestro derecho ser libres de las ataduras que producen la iniquidad y el pecado. La liberación es el pan de los hijos. Por lo tanto, las maldiciones, adicciones y enfermedades no son la voluntad de Dios. Apropiémonos del derecho que tenemos de ser libres de toda opresión demoniaca.
   Sin embargo, todo derecho que no es otorgado, implica una obligación: obediencia.
   Debemos obedecer a Dios y a las autoridades por Él puesta. Decídase hoy a entregar toda área de su vida Jesucristo y tome su posición como hijo de Dios. Comience desde hoy a gobernar efectivamente por medio de la oración y la intercesión.

   “Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.” – Juan 14:23

Siembra y cosecha

Éxodo 12:1-13

La protección de Dios es para todos los que estamos bajo pacto
   
Solo para líderes

OBJETIVOS

 -. Conocer nuestros derechos como hijos (as) de Dios.
-. Aprender por que debemos entrar en una nueva dimensión de oración e intercesión.

PREGUNTAS FINALES
 -. ¿Cuáles son los dos conflictos que enfrentamos a diario?.
-. ¿Cuáles son nuestros derechos como hijos (as) de Dios?.
-. ¿Cuál es la condición para reclamar nuestros derechos?.

APLICACIÓN 
 -. El líder hará el llamado para la salvación aceptando a Jesús como Su Señor y Salvador.
 
 -. Guiara al grupo a declarar los derechos que Dios les ha dado.
 
 -. Orará por las necesidades del grupo.
Bibliografia.
Guillermo Maldonado. 52 Lecciones de vida IV. Clases para Casas de Paz. Ministerio Internacional del Rey Jesús. Enero 2014.

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