EL PODER DEL PACTO

Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra.- Éxodo 19:5.

   Nuestro Dios es un Dios de pactos. Como ministerio nuestra meta es ganar el 12 por ciento de la ciudad de Miami para Cristo. Para eso Dios nos ha dado una visión, que es: Evangelizar – Afirmar – Discipular – Enviar. Esto nos permite cumplir nuestro objetivo fundamental, que es predicar el evangelio del reino a toda criatura (Marcos 16:15). Pero eso no se puede lograr, a menos que lo hagamos con un pueblo y un liderazgo que camine en pacto con Dios.

¿Que es un pacto?

   La palabra pacto es el termino hebreo beriht, que significa “cortar”. En el antiguo testamento, los pactos se hacían sacrificando animales, los cuales se cortaban en dos. Una parte la comían los participantes y la otra mitad se quemaba. En ocasiones, los participantes caminaban entre los trozos del animal. En todo caso, el sacrificio indicaba lo solemne del pacto, y cada parte juraba, bajo pena de muerte, no quebrantarlo.

   En el Nuevo Testamento, la palabra pacto se traduce del griego diatheke, que significa “cortar”, “dividir”, “hacer un convenio”, o “dejar un legado”. Sin embargo, transmite la idea de un trato hecho de forma desigual. Con Dios ocurre eso, porque todo pacto que hacemos con Él, es un pacto desigual, pues Él es omnipotente y nosotros somos seres débiles y limitados. Sin embargo, a Dios le place hacer pactos con nosotros con el fin de bendecirnos.

¿Qué clase de pactos hace Dios?

   Los pactos de Dios son de vida y bendición. Dice el Salmo 25:10 que, “Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad, Para los que guardan su pacto y sus testimonios”. Dios hace un pacto con nosotros, de guardarnos, protegernos, bendecirnos y prosperarnos, cuando dice:

   Yo daré vuestra lluvia en su tiempo, y la tierra rendirá sus productos, y el árbol del campo dará su fruto. Vuestra trilla alcanzará a la vendimia, y la vendimia alcanzará a la sementera, y comeréis vuestro pan hasta saciaros, y habitaréis seguros en vuestra tierra.  Y yo daré paz en la tierra, y dormiréis, y no habrá quien os espante; y haré quitar de vuestra tierra las malas bestias, y la espada no pasará por vuestro país. Y perseguiréis a vuestros enemigos, y caerán a espada delante de vosotros. Cinco de vosotros perseguirán a ciento, y ciento de vosotros perseguirán a diez mil, y vuestros enemigos caerán a filo de espada delante de vosotros. Porque yo me volveré a vosotros, y os haré crecer,  y os multiplicaré, y afirmaré mi pacto con vosotros. – Levíticos 26:4-9.

   El pacto más grande que hace Dios con la humanidades la salvación. Comienza cuando una persona se arrepiente de sus pecados y recibe a Jesucristo como el hijo unigénito de Dios. En ese momento, la persona entra en el nuevo pacto, donde recibe perdón de pecados y vida eterna. Jesús anuncio el cumplimiento del nuevo pacto al instituir la cena del señor (Lucas 22:20; 1 Corintios 11:23-25). En Cristo, todas las promesas y propósitos de los pactos anteriores, vienen a cumplimiento.

Un pacto financiero.

   En la Escritura Dios promete prosperarnos. Un pacto con Dios no es para “comprar” su favor, porque  Dios no necesita nuestro dinero, pues Él es el dueño del oro y la plata (Hageo 2:8). Sin embargo, un pacto financiero nos lleva voluntariamente a ofrendar, de manera sacrificial, dinero u otros bienes a Dios, a fin de que Él obre a nuestro favor. La biblia llama a esto, hacer “un voto” o “una promesa”.

¿Qué pagaré a Jehová Por todos sus beneficios para conmigo? Tomaré la copa de la salvación, E invocaré el nombre de Jehová. Ahora pagaré mis votos a Jehová Delante de todo su pueblo. – Salmos 116:12-14.

   Un pacto con Dios conlleva dos cosas: un sacrificio y un beneficio. Jesús, en la cruz, entrego su vida en sacrificio, para que tuviéramos el beneficio de la vida eterna. Hacer un pacto financiero también implica un sacrificio, pues le prometemos a Dios una ofrenda financiera, deferente del diezmo y las ofrendas, el cual debe ser sacrificial, pues sabemos que a mayor sacrificio se desata mayor poder.

   Uno puede pactar con Dios por una bendición financiera, por la salvación de la familia o cualquier otra necesidad. Repito, el pacto no “compra” a Dios; sino que le da derecho legal para bendecir nuestra vida. Cuando hacemos un pacto financiero, entramos en acuerdo legal con Dios, lo cual desata poder y bendición en el mundo espiritual. Es algo que el diablo no puede parar, aunque el infierno se levantará para evitar que usted pacte con Dios.

¿Cuál es la garantía del pacto?

   En un pacto entre hombres, el contacto legal establece los términos del pacto, pero hay veces que el hombre, aun cuando trate, no puede cumplirlo. Ahora, cuando el pacto es con Dios, Él tiene el poder y la habilidad para hacer que se cumpla. Dios dice: “No olvidare mi pacto, ni dudaré lo que ha salido de mis labios” (Salmos 89:34).

¿Estás pasando por dificultades económicas? ¿Necesita un rompimiento en su vida? ¡Es tiempo de pactar con el dueño del oro y la plata. 

Siembra y cosecha

Hebreos 8:3

Todo creyente debe presentar a Dios las ofrendas de su casa

Solo para líderes

OBJETIVOS.

·       Conocer a Dios como un Dios de pactos

·      Entender el poder del pacto financiero

PREGUNTAS FINALES

·          ¿qué es un pacto financiero?

·          ¿Cuál es el beneficio de este tipo de pacto?

·          ¿Cuál es el pacto más grande que Dios ha hecho con el hombre?

APLICACIÓN

·  El líder hará un llamado para entrar en un pacto de salvación con Jesucristo

·  Finalmente el líder dará la oportunidad a todos de hacer un pacto financiero para honrar a Dios

Bibliografia.
Guillermo Maldonado. 52 Lecciones de vida IV. Clases para Casas de Paz. Ministerio Internacional del Rey Jesús. Enero 2014.