PAGINA PRINCIPAL

lunes, 10 de junio de 2019

EL CONSOLADOR.

Juan 14:16-18 Y Yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: (17) el Espíritu de realidad, al cual el mundo no puede recibir porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque permanece con vosotros, y estará en vosotros. (18) No os dejaré huérfanos; vengo a vosotros.

    Hemos visto que el Padre está corporificado y expresado en el Hijo que estaba entre los discípulos. Ahora debemos ver que el Hijo se hace real como el Espíritu que entra en los creyentes y mora en ellos. El Señor tenía que ser transfigurado, transformado, de la carne en el Espíritu a fin de morar en nosotros. Él vino en la carne para estar entre nosotros, pero tenía que ser transfigurado al Espíritu antes de que pudiese entrar en nosotros. Él se transfiguró de la carne al Espíritu por medio de Su muerte y resurrección. Su ida no fue Su partida; fue otro paso de Su venida. Él iba a venir en otra forma, en la forma del Espíritu.

  Su ida fue por medio de la muerte y la resurrección, y Su venida fue como "otro Consolador". El otro Consolador es Su otra forma, Su otra figura. Mediante Su venida como el Espíritu, Él entra en nosotros y nos hace vivir precisamente como Él lo hace. La palabra griega para Consolador, parákletos, paracleto en su adaptación al español, significa uno al lado que cuida de nuestro caso, de nuestros asuntos, y de todas nuestras necesidades. El Espíritu Santo, quien es la realidad de Jesús y la realización del Señor, es esta Persona que está a nuestro lado, ministrándonos y cuidando de todas nuestras necesidades. Si usted no tiene el Espíritu, no puede tener a Dios el Hijo como su vida. El Espíritu es la realidad de todos los atributos divinos de Dios el Padre y Dios el Hijo.
Artículo ubicado en http://www.emanna.com/espanol

No hay comentarios:

Publicar un comentario