Si Jesús está en tu barca,
aunque esté dormido té irá bien.
" He aquí estoy con
vosotros todos los días, hasta el fin del mundo." Mateo 28.19
Ten por seguro que no estás
solo. Dios te acompaña en medio de tus procesos para fortalecerte y llevarte a
la culminación de cada uno de ellos. Tu apoyo y respaldo son hasta el fin,
renuncia a la soledad y permite que la compañía del Señor te guíe y te lleve al
cumplimiento de tu propósito en esta tierra.
La enfermedad es un
desequilibrio de tu estado de conciencia. Cuando empiezas a sentirte débil,
está claro que perdiste tu fortaleza interior. “Enfermedad”, es una palabra
compuesta del latin “in-firmus”, que significa “Sin Firmeza”.
Si comienzas a erradicar las
auto-culpas, estarás dejando las cárceles del saboteo mental y te liberarás de
estas ataduras.
El filosofo Platón dijo:
“mente sana en cuerpo sano”. Piensa positivo respecto de ti mismo.
La enfermedad se contagia,
perjudicando a otro ser, como se puede contagiar la salud.
Reconcíliate con el pasado,
perdona íntimamente en tu corazón todos los sucesos de dolor y llena tu corazón
de alegría, perdón y paz.
Permanece también en
silencio, porque Dios te hablará en este espacio de meditación.
El remedio para la enfermedad
es el Amor. Te daras cuenta que, de todos los medicamentos, el amor también
crea adicción. Conviértete en un “adicto al amor”, llénate de amor, ya que
nadie puede otorgar lo que no tiene, da amor y recibirás a cambio amor.
Estarás cada vez mas sano y
lleno de vitalidad. El mundo necesita que estés saludable, para poder cumplir
tu rol de ser un gestor de cambios en este planeta, que necesita curar su alma.
Si hay algo de lo que podemos
estar seguros es que, cuando Dios lo disponga, partiremos de esta vida, no
antes ni después. Cuando el médico nos da la primera nalgada para que
comencemos a respirar, se activa la cuenta regresiva; ese tic-tac que nos
indica que vamos yendo hacia el día que debamos “parar”. Es por eso que la vida
es un constante “Pre-parar”, es decir, una invitación a trascender en cada
instante vivido, hasta que llegue tu turno de “parar”