UN CORAZÓN AGRADECIDO.

“Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.” – 1 Tesalonicenses 5:16-18

   El día de Acción de Gracias es una oportunidad para recordar los buenos momentos, bendiciones y la bondad de Dios para con nosotros. Quizá para algunos fue un año de luchas y momentos tristes y difíciles, pero independientemente  de lo ocurrido, debemos ser agradecidos con Dios.

“Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestros Señor Jesucristo”—Efesios 5:20

Debemos de ser agradecidos y seguir con esperanza y fe hacia el futuro, no vivir recordando los momentos malos del pasado, lamentando lo que pudo ser y llenos de auto lástima.

Dios quiere que continuamente seamos agradecidos, reconociendo lo bueno que Él ha sido con nosotros. ¿Está agradecido porque reconoce la bondad de Dios?  El salmista dijo: “¿Qué puedo ofrecerle al Señor por todo lo que ha hecho  a mi favor? (…) Te ofreceré un sacrificio de agradecimiento e invocaré el nombre del Señor” (Salmos 116:12,17). Debemos estar agradecidos por lo que Él ha hecho, lo que ésta haciendo y lo que hará.

¿Qué produce nuestro agradecimiento?

·        Afirma a Dios

·        Desata Su presencia

·        Desata el favor inmerecido de Dios

·        Nos motiva a darle a Dios algo que consideramos de gran valor

·        Extiende la misericordia de Dios

·        Hace que Dios nos confíe mayores cosas

·        Produce expectativa

¿Qué es lo Opuesto a dar gracias y que produce el ser desagradecido?

   Lo opuesto al agradecimiento, es la queja y la murmuración. Una persona que se queja no tiene expectativa de cosas nuevas o de cosas buenas. La murmuración ciega el entendimiento, por lo tanto, la persona no puede ver más allá de su realidad y le es muy difícil esperar algo de Dios.  Las personas desagradecidas se mantienen fuera de la voluntad de Dios. 

    “Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros! Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados. Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano. Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿Dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero? Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado”—Lucas 17:11-19

   Solo uno de los diez leprosos que Jesús sanó regresó a darle gracias, los otros nueve se mostraron desagradecidos y perdieron la bendición extra  que recibió el que regresó. Es decir, todos recibieron sanidad física, pero solo el que regresó a dar  gracias recibió la salvación. “[Jesús) le dijo: tu fe te ha salvado”. ¡Acaso hay mejor bendición que la salvación!

   Muchos vivimos afanados, preocupados y estresados por las circunstancias en nuestras vidas, pero en la escritura encontramos palabras de ánimo.

“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras  peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”.—Filipenses 4:6

   Debemos arrepentirnos de la queja y la murmuración y decidirnos ser agradecidos. ¡Hay tanto por lo cual debemos ser agradecidos! Demos gracias hoy por el sacrificio  de Jesús en la cruz, por nuestros pastores y líderes, por nuestros padres, cónyuge, hijos y amigos, por nuestra salud, el pan de cada día, el país en que vivimos, Sea agradecido con su Jefe, sus padres, sus empleados, los servidores en su iglesia y por su comunidad. ¡Cerremos este año con un corazón agradecido y gran expectativa por lo que viene.

“Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.”—Colosenses 3:17
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