Pero
una mujer que desde hacia doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido
mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenia, y nada había aprovechado,
antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la
multitud, y tocó su manto. Porque decía: si tocare tan solamente su manto, seré
salva. Y enseguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que
estaba sana de aquel azote – Marcos 5: 28-29.
La sanidad es un regalo de
Dios. Si estás enfermo, Jesús puede sanar su enfermedad, hoy. Él no rechaza a
su pueblo. Lo que hizo por nosotros, también puede hacerlo por usted. Hace más
de 2000 años, Jesús sanaba a los enfermos por las calles de Jerusalén, en la
sinagoga y donde quiera que iba. Él sigue disponible para sanarlo, hoy. Él
puede hacer un milagro, hoy. No importa cuál sea el nombre que los médicos le
hayan puesto a esa enfermedad, el nombre de Jesús está por encima de todo
nombre.
Usted no fue creado para
vivir enfermo. El plan original de Dios fue que su cuerpo funcionara en un
estado de bienestar. Cuando el primer hombre pecó, abrió las puertas para que
entraran a nuestro cuerpo el espíritu de enfermedad y muerte. En otras
palabras, la enfermedad es una invasión de Satanás, buscando robarle el
bienestar y sus bendiciones. Todo padre terrenal quiere el bienestar de sus
hijos. De la misma forma nuestro padre celestial desea que todos sus hijos
estemos sanos.
La fe trae sanidad.
Si
tocare tan suavemente su manto, seré salva, y enseguida la fuente de su sangre
se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote –Marcos 5:28-29.
La mujer con el flujo de
sangre creyó con todo su corazón que sólo con tocar el manto de Jesús sería
sana. ¡Y Jesús la sanó! A veces vivimos con una enfermedad porque no tenemos la
suficiente fe para creer que podemos recibir sanidad. Está mujer había sangrado
por 12 años y había gastado su dinero yendo a médicos. A muchos nos sucede lo
mismo. Hemos sufrido ataques a nuestra salud, por tanto tiempo, pero aún no tenemos
fe para ser sanos. Preferimos creerle al médico ante de confiar en quien creó
la medicina. Esta mujer, sin embargo, escuchó al sanador y ejerció su fe.
[Jesús]
le dijo: hija, tú fe te hizo salva; ve en paz, y queda sana de tu azote –
Marcos 5: 34
Debemos tener osadía para
ejercer la fe que Dios nos dio. La mujer con el flujo de sangre hizo lo que
tenía que hacer para recibir su sanidad por la fuerza y olvidar lo que otros
pueden pensar de nosotros. La verdad es que Dios desea vernos sanos para que podamos
hacer sus obras.
La
llave de la fe.
Así
que la fe es por oír, y el oír, por la palabra de Dios- Romanos 10:17
Su fe nunca podrá ir más
allá de su conocimiento de las promesas de Dios contenidas en su Palabra. La
Palabra de Dios viene a ser una plataforma desde donde se lanza la fe. La
fe no admite dudas. Cuando usted conoce
la palabra, simplemente confía, la confiesa y la hace una acción
correspondiente. En otras palabras, por fe escuchamos, creemos, hablamos y
actuamos conforme a la Palabra de Dios.
Conocer y mediar en la
Palabra de Dios son llaves importantes si queremos desarrollar nuestra fe.
Cuando aprendemos lo que Dios dice acerca de la sanidad, tenemos el fundamento
para creerle. Una de las razones principales por las cuales las personas no reciben
sanidad, es porque no tienen revelación
que dios desea sanarnos. Por eso, insisto, lo fundamental es conocer que la
sanidad nos pertenece. Hasta que esa verdad no eche raíces en su espíritu, usted podrá recibir sanidad.
Tiene que saber, sin duda, que ¡la sanidad le pertenece!
Promesas
de sanidad contenidas en la biblia.
Dios quiere que usted esté
sano. Él es capaz de sanarlo, y está dispuesto a hacerlo, hoy. Lea las
siguientes promesas bíblicas y declárelas sobre su vida. Haga esto para
edificar su fe y aumentar su entendimiento de la palabra. Dios quiere sanar su
cuerpo, hoy.
1-. Amado, yo deseo que tú
seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu
alma – 3Juan 1:2
2-. Toda buena dádiva y todo
don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay
mudanzas, ni sombras ni variación- Santiago 1:17
3-. Someteos, pues, a Dios;
resistid al diablo, y huirá de vosotros- Santiago 4:7
4-. Tomarán en las manos
serpientes, y si bebieren cosas mortíferas, no les hará daño; sobre los
enfermos pondrán sus manos, y sanarán- Marcos 16:18
5-. Para que se cumpliese lo
dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades,
y llevó nuestras dolencias- Mateos 8:17
6-. Porque has puesto a
Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por su habitación, no te sobrevendrá
mal, ni plaga tocará tu morada. Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te
guarden en todos tus caminos- Salmos 91: 9-11
Dios es capaz de hacer
cualquier milagro. Sin embargo, el milagro más grande no es el que sucede en
nuestro cuerpo, sino el que ocurre en nuestro corazón, cuando permitimos que
Jesús sea nuestro Señor y Salvador. La sanidad más grande que podemos
experimentar es sanar nuestra relación con Dios. Eso sucede cuando creemos,
recibimos y confesamos que Jesucristo es el hijo de Dios, que Él murió por
nuestros pecados y que fue resucitado al tercer día. ¿Está listo para recibir
su sanidad
Bibliografia.
Guillermo Maldonado. 52 Lecciones de vida IV. Clases para Casas de Paz. Ministerio Internacional del Rey Jesús. Enero 2014.
Guillermo Maldonado. 52 Lecciones de vida IV. Clases para Casas de Paz. Ministerio Internacional del Rey Jesús. Enero 2014.
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