La palabra "profecía" viene de la palabra griega prophanai que se define "pro", que quiere decir antes, y "phanai", que quiere decir hablar. De aí que se refiere a eventos que se dice, sucederán por palabras habladas de antemano. Es por eso que la profecía es una predicción, pronóstico, anuncio anticipado de eventos futuros a ocurrir.
También podemos decir:
a-. Don sobrenatural que consiste en conocer por inspiración divina las cosas distantes o futuras.
b-. Es la revelación sobrenatural donde Dios da a conocer el presente, pasado, futuro de una persona, hechos, circunstancia.
19Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;20entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es la interpretación privada,21porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. 2Pedro 1.19-21
La profecía es la acción comunicativa de
Dios hacia los seres humanos, realizada por medio de un mensaje hablado o
escrito, enviado a través de un intermediario o profeta, y cuyo contenido puede
ser uno, varios o todos los siguientes:
- Una
referencia a los eventos futuros.
- Una
reprimenda.
- Una
exhortación (provechosa).
- Una
pieza de información.
- La revelación de la voluntad
de Dios relacionada con: mandamientos, doctrina
La profecía es bíblica: En Hechos 3.21 dice que Dios habló
por boca de sus santos profetas. Al igual que en 2Pedro 1.21 dice que aquellos
santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.
Entendamos que esa fue la principal manera
en que muchas veces Dios habló. Por ejemplo: por medio de Jacob, Dios reveló la tribu
de la cual vendría el Mesías ("Siloh" - que quiere decir
"reposo, tranquilidad"). Génesis. 49.10. De entre esas "muchas
veces" encontramos que Dios también reveló la línea de la familia de la
cual descendería el Mesías. 1Cronicas. 22.6-10; Isaías 11.1-5. El lugar de su nacimiento. Miqueas 5.2. El tiempo preciso de su aparición.
Cap. 9 de Daniel. Su precursor, así como su doble advenimiento. Malaquías,
caps. 3 y 4. Su sepultura y su resurrección.
PROPOSITO DEL DON DE PROFECIA.
Edificación -
Exhortación - Consolación
Pero el que profetiza habla a los
hombres para edificación, exhortación y
consolación. 1Corintios 14:3
El que habla en lengua extraña, a
sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia 1Corintios 14:4
Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en
lenguas, pero más que
profetizaseis; porque mayor es el que
profetiza que el que habla en lenguas,a no ser que las interprete para que la
iglesia reciba edificación.31 Porque podéis todos profetizar
uno por uno, para que todos aprendan,y todos sean exhortados.1Corintios
14.5
Cuando
leemos el capítulo 37 del Libro de Ezequiel, entendemos mejor sobre profecía y
la Palabra de Dios. “Profetiza
sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra del Señor”.
Esto significa que Dios mandó al profeta Ezequiel a profetizar al valle de
huesos secos.
Primero Dios lo llevó en espíritu al profeta
Ezequiel para andar en medio del valle de huesos secos y después le preguntó:
“Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos?”. Y él respondió: “Señor Dios, Tú lo
sabes”. Entonces Dios le ordenó: “Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos
secos, oíd palabra del Señor”.
El profeta Ezequiel comenzó a hablar con
los huesos secos lo que Dios haría, él estaba profetizando la Palabra de Dios.
Cuando nosotros predicamos la Palabra de
Dios, estamos profetizando. Usted ya fue a varias iglesias, ya oyó a varios
pastores, pudo notar que hay pastores que hablan en el espíritu, y hay otros
que hablan con el espíritu.
La profecía es la prédica de la Palabra de
Dios, el valle de huesos secos es el mundo lleno de gente sufrida, desesperada,
gente religiosa, pero que no tienen nada con Dios. Él quiere que profeticemos
al mundo, diciéndole a toda la gente que Él existe y quiere salvarla. Ese es el
espíritu de la profecía. Esta es la profecía auténtica, real, la profecía de la
Palabra de Dios.
Si usted ve a una persona desesperada y le
dice que para solucionar sus problemas basta entregarle su corazón al Señor
Jesús, usted está profetizando. El propio Dios dice “… invócame en el día de la
angustia; te libraré, y tú Me honrarás” (Salmos 50:15). Dios nos invita a
invocarlo en el día de la angustia.
Tal vez usted pregunte: “¿Por qué Dios quiere
que Lo invoque si sabe lo que está pasando en mi vida?” Es verdad, Dios sabe,
pero Él no puede transgredir una ley que Él mismo instituyó: la del libre
albedrío. La ley del derecho que todos tienen de elegirlo. Como una opción para
la salvación. Es necesario que usted diga: “Tengo necesidad de Ti, Señor”, de
esta forma, Él podrá ayudarlo.
Dios nos conoce mejor que nosotros mismos,
pues fue Él quien nos creó, sin embargo, solo puede ayudarnos en el momento en
que Lo invocamos de todo el corazón
Pasos para
evitar ser confundidos.
En 1Corintios14.3 la Biblia dice “Pero el que profetiza habla a los hombres para
edificación, exhortación y consolación.” y 1 Tesalonicenses 5:19-21 dice: “No
apaguéis al Espíritu. No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened
lo bueno.”
No existe nada
malo en examinar las palabras proféticas que recibimos de algún pastor, profeta
o hermano en Cristo, para saber si son de Dios. En realidad es sabio hacerlo.Probar o
examinar una palabra no significa dudar del Señor y del que nos dio la palabra,
sino que simplemente estamos buscando la confirmación.
Por eso es
necesario formularse las siguientes preguntas, basadas en lo que dice la
Palabra de Dios:
¿La palabra profética que recibí
cumple los requisitos de 1Corintios 14.3?¿Es de edificación, exhortación y
consolación?
Las profecías no deben ser utilizadas
para controlar ni para condenar a otros. Romanos 8:1 dice “ninguna condenación
hay para los que están en Cristo Jesús”. La Palabra de Dios nos trae esperanza,
como lo afirma Jeremias 29:11 "Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca
de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin
que esperáis.”
¿La palabra profética que recibí está
alineada con las verdades de Dios expresadas en Su Palabra, la Biblia?
Dios no se contradice a si mismo. Números 23.19 dice: “Dios no es hombre, para
que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará?
Habló, ¿y no lo ejecutará?”
¿La Palabra profética que recibí me
da paz y confirmación interior del Espíritu o hay algo que me inquieta,
intranquiliza y no me da paz ni certeza interior?
1 Juan 4:1 dice: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus
si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.”
En el Nuevo
Testamento el modelo de profecía es utilizado para confirmar lo que uno
previamente ya ha recibido y oído de parte de Dios. Leemos en Hechos 13.1-2
“Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé,
Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado
junto con Herodes el tetrarca, y Saulo. Ministrando éstos al Señor, y ayunando,
dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los
he llamado. Aquí claramente se ve cómo el Espíritu Santo da confirmación
pública de lo que seguramente Bernabé y Pablo antes recibieron de parte de Dios
privadamente.
El Señor no espera que realicemos grandes cambios en
la vida basados solamente por una palabra profética que hemos recibido. Aún en
el Antiguo Testamento el Señor confirmaba sus palabras (Lea sobre Abraham en
Génesis 15 y 17; Moisés en Éxodo 3.4; en Gedeón en Jueces 6-7. Todos ellos
recibieron varias confirmaciones de Dios.
¿La Palabra profética que he recibido exalta o
glorifica a una persona, un grupo o exalta y glorifica a Jesucristo y me anima
a caminar más cerca de Dios?
Anteriormente mencionamos que “edificación, exhortación y consolación” son elementos claves
en la profecía. Rechace las palabras que son manipuladoras. Dios desea que
caminemos en confianza, alejados de todo condenación y altivez.
“Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está
entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener,
sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió
a cada uno.”Romanos 12.3